La furia de un amor opresor ya sea del padre, de la madre o de la pareja que cae desde el cielo hasta estrellarse en el rostro y vapulear cualquier parte del corazón convirtiéndose en una cruz. De esa cruz habla la dramaturga México-nicaragüense Lucero Millán y la coloca como una especie de alter ego a Josefina, quien aborda un tren en el que conoce a Armenio y juntos van viendo paisajes con el dolor del alma que ha sido tan golpeada. Juntos ven en esos paisajes las historias de vida de la infancia y de la amarga adultez plagada de ira, vicios y agresión.